Camille Claudel rediviva

Una escultora: Camille Claudel. Una actriz: Vicky Peinado. Una compañía: Turlitava Teatro. Una sala: La Puerta Estrecha. Con estos cuatro nombres uno podría tener suficiente para que sus sentidos se vieran impelidos a indagar en la obra de esta genial creadora. Camille Claudel fue una escultora agazapada en el tiempo y eclipsada sin miramientos por la impenitente sombra del que fue su maestro y amante, Auguste Rodin. Partiendo de una obra original concebida por Sandra Massera en su texto Locas, TurliTava Teatro ha decidido reinterpretar la figura de esta artista atormentada, entre otras cosas, por las vicisitudes de su tiempo. Siendo la opera prima de Jana Pacheco, la directora ha tomado el cuerpo como punto de partida y ha profundizado en diversos mecanismos corporales para intentar llegar al fondo de la creación artística pulsando teclas que hasta el momento no son convencionales.

Vicky Peinado se viste de Camille Claudel

Vicky Peinado se viste de Camille Claudel (Foto: Patricia Domínguez del Pino)

Pero antes de hablar de la estética de la obra, detengámonos un momento en su puesta en escena. Oscura, lúgubre, húmeda y opaca, así se recrea la celda entre bastidores de Montdeverges donde Camille Claudel pasó los últimos treinta años de su vida. Una mujer que arremete contra el tiempo a fuerza de espasmos, la lucidez que surge a borbotones de una mente preclara y revolucionaria, hostigada por sus allegados y convencida de que sus seres queridos no han podido hacerle eso. Está encerrada y ella lo sabe, pero su indefensión le vuelve voluble. Por momentos, el ímpetu creativo aflora empujándola a la acción, se mueve, se convulsiona, pero sólo tiene una cama destartalada y un par de prendas que ponerse, entre ellas, un chaquetón que ella atribuye a Rodin y con el que puntualmente flirtea en un juego maravilloso que va del amor al odio rotundo.

Camille se frota los brazos (Foto: Patricia Domínguez del Pino)

Camille se frota los brazos (Foto: Patricia Domínguez del Pino)

Nos enfrentamos a un texto en primera persona duro y descarnado. Una herida que sangra como esas gotas de agua que caen tímidamente en una tinaja de latón. Una temible costra psicológica, en definitiva, a la que también concurre la belleza.  Porque, dicho sea de paso,  La Puerta Estrecha -aviso para navegantes- es un lugar de esos en los que el aura dormita y despierta cuando entra y sale el público. Qué sala no, se estarán preguntando. En este caso lo vimos en Marx en Lavapiés de Benjamín Jiménez, en Tío Vania de Chéjov o incluso en La danza de la muerte de Strindberg. En efecto, no se trata de ninguna casualidad.

Camille y su sombra (Foto: Patricia Domínguez del Pino)

Camille y su sombra (Foto: Patricia Domínguez del Pino)

La dramaturgia, firmada también por Jana Pacheco, propone distintos problemas que van desde el abordar la acción desde el cuerpo y no desde la palabra, que puede ser ciertamente rompedor y que, es más, resulta acertado, al hecho musical en sí mismo, esto es, la simultaneidad de ritmo y movimiento, batidos ambos en un cuerpo y expresada por sutiles bocanadas de oxígeno que nacen de la protagonista. Decíamos que la belleza también comparece. Pues bien, en ese maridaje entre cielo y tierra, regado por una línea sonora fruto de la colaboración entre el grupo Sogorda y Surfea y Fernando Epelde, irrumpe poderosa la poesía de la desesperación. Camille se aferra al terruño de su arcilla arrastrándose en el abismo del suelo, al negro carboncillo con el que escribe cartas en sus propias sábanas, a sus imaginaciones, al delirio del que no se siente presa sino cazador. A la sazón, uno entra a tientas buscando el interruptor y durante toda la función se siente desamparado, no halla la luz, pero la empatía sinérgica se apodera de una experiencia que la música y la voz de Vicky Peinado se proponen apaciguar, y sin embargo, seguiremos sin encontrar el dichoso interruptor. Tal vez la razón de ser de esta obra radique ahí mismo. Como espectadores nos sentimos sumidos en la misma agonía y, de algún modo, llegamos a formar parte de la escena.

Camille y su parasol (Foto: Patricia Domínguez del Pino)

Camille y su parasol (Foto: Patricia Domínguez del Pino)

Otra de las cosas que se nos plantea en esta versión es la necesidad de revisar una buena parte de la historia del arte del siglo XX, fundamental, para comprender el poder del que gozan los medios y la propaganda reservados al servicio interesado del arte. Me refiero a la campaña de silenciación de la obra de Camille Claudel respecto de la de Rodin y a los modelos que el célebre escultor tomó de su alumna y que luego él firmó sin que por ello le temblara mínimamente el pulso. A algunos les podrá parecer una lectura sesgada, pero nunca inverosímil. El acierto de esta versión de TurliTava Teatro es, por un lado, someterse al mayor de los retos teatrales, la frialdad de la primera persona, solventado con holgura gracias a una inspirada Vicky Peinado que administra el terco silencio con dominio. Tablas. Y por otro lado está la apuesta por un tipo de teatro arriesgado y a la vez comprometido, que se salta a la torera muchos grandes conceptos resquebrajando de una vez por todas el espejo de la imitación. Cuerpo, expresión y belleza. Hacía tiempo que no se veía algo tan extraño y tan monstruoso, tan hermoso. Ahora queda pensar que Camille Claudel ha resucitado, ya que cuerpo, y no sólo verbo, se han hecho carne. Enhorabuena. Cartel de Camille (Turlitava Teatro, 2014)

17 de enero – 30 de marzo de 2014, de viernes a domingo, 20:30 h,

en La Puerta Estrecha

Calle Amparo, 94 – 28012 (Madrid) / Telf: 91. 467 22 24

Entradas con 20% de descuento aquí.

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Puedes escuchar la banda sonora de Sogorda y Surfea en el portal de Bandcamp.

/// ficha técnica ///

DIRECCIÓN y DRAMATURGIA / Jana Pacheco

TEXTO ORIGINAL / Locas, de Sandra Massera

INTERPRETACIÓN / Vicky Peinado Vergara

COREOGRAFÍA / Chus de la Cruz

ESPACIO SONORO / Manu Vega y Alfonso Sáenz  (Sogorda y Surfea) y Fernando Epelde

ESCENOGRAFÍA y DISEÑO GRÁFICO / Nicolás Fryd

DOCUMENTACIÓN / Benjamín Jiménez de la Oz

GESTIÓN y DISTRIBUCIÓN / Luis Illán y Alberto Basas

COMUNICACIÓN / Vicky Peinado Vergara y Paco Puerta

IMAGEN / Patricia Domínguez del Pino, Nora Gehrig y Pablo Bonal

PRODUCCIÓN / TurliTava Teatro

COLABORACIÓN / Soraya Gamuz

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