«De azufre el corazón, la carne de estopa,
con los huesos íntimamente leño;
con el alma sin guía y sin freno
pronta al deseo y a la mucha belleza;
con la ciega razón débil y coja
en las trampas y lazos de que el mundo es lleno;
no será maravilla en un relámpago
arder al primer fuego que se choca.
Al arte hermoso, que cada uno trae
del cielo consigo, y vence a la naturaleza,
si bien imprime en cada lugar su sello;
si a aquélla no nací sordo ni ciego,
proporcionado a quien el corazón me arde y roba,
culpa será del que me destinase al fuego.»

Miguel Ángel, Pietà, 1497-1499
[Al cor di zolfo, a la carne di stoppa, / al ossa che di secco legno sièno; / a l’alma senza guida e senza freno / al desir pronto, a la vaghezza troppa; / a la cieca ragion debile e zoppa / al vischio, a’lacci di che ‘l mondo è pieno; / non è gran maraviglia, in un baleno / arder nel primo foco s’intoppa. / A la bell’arte che, se dal ciel seco / ciascun la porta, vince la natura, / quantunque sé ben prema in ogni loco; / s’i’ nacqui a quella né sordo né cieco, / proporzionato a chi ‘l cor m’arde e fura, / colpa è di chi m’ha destinato al foco.]
(*) Soneto XXXVII, fechado entre 1534-1538 y dedicado presumiblemente a Tommaso de’ Cavalieri.
Cit. Miguel Ángel Buonarroti, Sonetos completos, Madrid, Cátedra, 2011 (1987), p. 109.
Releído varias veces. Maravilloso.
Me alegra que te guste, Clara.