Buscas, buscas la vida, surge y reluce un fuego
desde honduras telúricas, hacia ti; y tú te arrojas,
con ansia estremecida,
allá abajo, a las llamas, en el Etna.
Así disolvió en vino sus perlas la orgullosa
reina, sin importarle; ¡ojalá nunca hubieras
ofrendado, oh poeta, tu riqueza
en el hirviente cáliz!
Pero eres para mí sagrado, cual la fuerza
de la Tierra absorbiéndote, ¡oh víctima atrevida!
Si no me retuviera el amor, seguiría
al héroe, hasta el abismo.
[Das Leben suchst du, suchst, und es quillt und glänzt/Ein göttlich Feuer tief aus der Erde dir,/Und du un schauderndem Verlangen/Wirfst dich hinab, in des Aetna Flammen./So schmelzt’ im Weine Perlen der Übermut/Der Königin; und mochte sie doch! hättst du/Nur deinen Reichtum nicht, o Dichter,/Hin in den gäreden Kelch geopfert!/Doch heilig bist du mir, wie der Erde Macht,/Die dich hinwegnahm, kühner Getöteter!/Und folgen möcht ich in die Tiefe,/Hielte die Liebe mich nicht, dem Helden.]
Cit. Friedrich Hölderlin, Antología poética (trad. Federico Bermúdez-Cañete), Madrid, Cátedra, 2006, p. 127.

Sello con la efigie de Hölderlin (Alemania, ca.1970) / Fuente: Deposit Photos